DIÁLOGOS - Fase 1 y Fase 2

Creada el 25 de Octubre de 2022 a las 19:27 por nacho_ruiz

Proyecto: Urban Games 2022
Tema: Diálogos
Coordinadores: abarca dacama

Valoración general

0/5 (0 votaciones)

Valoración de coordinadores

0/5 (0 votaciones)

Descripción

Todos los comentarios de texto del Taller de diálogo desde el Tema 00. al Tema 08. pertenecientes a las Fases 1 y 2 del curso de Urbanismo I, además de un comentario adicional respecto al texto ''La piel de las ciudades'' de Manuel de Sola Morales. Urbanismo I - Grupo A - 2022/23 25/10/2022 Ignacio Ruiz de Valdivia Rodríguez

EntradaBlog

Entrada de Blog

T. 00 - KOOLHAAS REM

¿Qué ha sido el urbanismo?

En este texto vemos una crítica constante al urbanismo actual y a cualquier tipo de actitud que podamos encontrar hoy en día en un urbanista. Pareciera el libro de Nietzsche anunciando la muerte de Dios llevada a este campo, de hecho, en un punto llega a citar textualmente la muerte del urbanismo. Hay cosas que he podido entender ya que estoy de acuerdo con ellas, dentro de mi casi nulo conocimiento de urbanismo. Sin embargo, la gran parte del texto me ha parecido una crítica muy genérica y me han faltado ejemplos o entrar más en detalle para llegar a entender el porqué de tanto ensimismamiento en criticar el urbanismo actual. No hay nada con lo que no esté de acuerdo, pero sí ideas sueltas que no he conseguido enlazar con la idea del texto. De lo que he entendido, sí que obtengo varias conclusiones.

Estoy de acuerdo en lo que dice el autor de que la profesión del urbanismo ha insistido mucho en sus fantasías, ilusiones y control, y ha sido incapaz de concebir las intervenciones parciales y el éxito en términos ilimitados. Creo que el Movimiento Moderno, a pesar de que fue un gran avance ya que buscó mejorar las condiciones de habitabilidad, se equivocaba al tratar las ciudades como una página en blanco, cuando realmente son, como decía Carlos Martí en su artículo de ‘La casa y la ciudad’, ‘’un texto borroso y entrecortado que hay que saber descifrar para poder escribir sobre él’. Coincido con el autor en el fracaso de la abstracción y repetición, partir de cero es algo que no funciona, y como Carlos Martí pienso que el arquitecto y el urbanista deben conocer los estratos del lugar en el que intervienen para ellos tan solo añadir un estrato lógico más, siendo este esa intervención parcial que falta en el oficio del urbanismo como dice el autor. No se puede ser un buen urbanista siguiendo los deseos utópicos, sino encontrando las necesidades del lugar, trabajar con lo que tenemos. Por esto mismo, tampoco sirve de nada esa dolencia fantasma que se comenta en el texto, esa preocupación por aquello que ya no tiene marcha atrás, esa especialización en expresar de forma refinada la insatisfacción. Hay que preocuparse por aquello que se pueda hacer, dejar a un lado la fantasía, utopía y la imposición de límites de identidades, y fundamentarse en la expansión del contenido, en la incertidumbre, en la búsqueda de híbridos inéditos. En definitiva, la aceptación de lo existente, no tratar de definir algo que ya está definido.

 

T. 00 – ORIOL BOHIGAS

La ciudad, un lugar // La superposición de funciones

Estos textos de Oriol Bohigas me han gustado más por su claridad del mensaje. No había sido consciente hasta ahora de lo perjudiciales que pueden ser para el urbanismo las urbanizaciones cerradas, pues son conceptos que buscan el beneficio meramente privado y se cierran en gran medida a lo urbano, a lo colectivo, y me ha llamado la atención la contraposición que hace el autor con las garden cities inglesas.

Del mismo modo también me ha gustado la respuesta que da a quienes piensan que con la comunicación telemática se puede sustituir la ciudad como lugar por la conjunción virtual. El encontrar sin buscar es algo que solo la ciudad nos da, es un valor esencial que la enriquece en gran medida. Si nuestra vida consistiese solo en ir directos a lo que buscamos, nos perderíamos esas casualidades de información, esa magia que aporta el espacio urbano. Por ello las ciudades tal y como las conocemos pienso que son insustituibles, pues en la casualidad también se encuentra lo humano.

En la misma línea, veo sensiblemente destructiva toda agrupación urbana por funciones, la agrupación y segregación de cada función en la ciudad limita en gran medida las posibilidades del lugar, y aumenta las diferencias entre las distintas zonas. Un tejido urbano debe ser continuo, se deben mezclar funciones (diferentes tipos de comercios, viviendas, ocios, etc) para lograr la diversidad y enriquecer la ciudad. Una ciudad ordenada por funciones es aburrida y se aleja de las casualidades de las que estábamos hablando, nos convierte en seres mecanizados e individuales, alejados de lo colectivo. Los centros comerciales agrupan las mismas funciones todas en un mismo lugar y hacen daño a la ciudad en este aspecto. Es necesaria la compacidad de la ciudad, pero siempre en conjunto con la mezcla, buscando encontrar diversas funciones en cada lugar y dando una continuidad que luche contra la segregación y nos nutra como seres humanos sociales.

En este sentido también es vital la flexibilidad de cada lugar, pues con el paso del tiempo las necesidades del entorno físico pueden variar y la capacidad de un lugar de transformarse en lo que se le pide en cada etapa temporal evitará futuras segregaciones.

En mi pueblo, por ejemplo, vivo una situación urbana llena de carencias. Se ha convertido en una ‘ciudad dormitorio’ casi desprovista de comercios y hostelería, donde la gente solo busca su vivienda de interés individual casi como escapando de su condición de ser social, la cual solo aparece cuando hacen vida en Granada ciudad. Esto provoca en cierta medida una falta de relaciones e interacciones que empobrece el espacio público y baja la calidad de habitabilidad del lugar. Mi pueblo es de alguna forma una segregación de Granada.

 

T. 01 – KEVIN LYNCH

El arte de planificar el sitio

En este texto se habla de la importancia de emplazar bien, pues el comportamiento humano se ve en gran medida influenciado por el entorno físico exterior, que limita lo que la gente puede hacer en un lugar o por el contrario le ofrece oportunidades. Además, el emplazamiento perdura durante generaciones y por tanto va a ser en gran medida responsable de la cultura de la región.

Algo que me desconcierta, pero al mismo tiempo me fascina y me llama la atención es lo que menciona el autor de que los propósitos del plan no se conocen hasta que no se conocen las limitaciones del terreno, y el terreno no puede ser analizado totalmente mientras no estén claros esos propósitos. Me preguntaba si esto significa que nunca se van a tener claros por completo los propósitos y las limitaciones del terreno, pues son interdependientes entre ellos. Sin embargo, tras darle vueltas durante un momento creo que a lo que se refiere es que siempre se debe partir de tener el máximo conocimiento posible de los propósitos y las limitaciones del terreno al emplazar, pero es cuando se lleva a cabo el emplazamiento cuando se descubren tanto nuevas posibilidades del terreno, que pueden dar pie a que surjan nuevos propósitos, como nuevas limitaciones que impidan alguno de los propósitos iniciales y hagan cambiarlo también por otros nuevos. Además, vemos como posteriormente en una de las obligaciones del planificador es que la reflexión de la experiencia continúa modificando el plan incluso después de tomarse una decisión, de empezarse la construcción y de estar el lugar ya habitado. Esto pienso que es algo necesario y con lo que estoy muy de acuerdo.

Otra de las obligaciones que menciona y que considero de vital importancia también es la de que un plan debe mantener siempre alguna continuidad con el lugar preexistente, cada lugar tiene un ‘espíritu’. Esto me lleva a pensar de nuevo en la reflexión de los estratos que he mencionado en comentarios anteriores. Además, apoyarse en lo ya existente pienso que es la mejor forma de hacer poco y que genere mucho, y de permitir la superposición de más estratos en un futuro.

Por último, me llama la atención también lo que el autor menciona que un hábitat bien organizado y productivo es fuente de riqueza. Esto me recuerda a la Azucarera de San Isidro en la que estamos trabajando en la asignatura de Proyectos 4, pues hemos conocido todo lo que aportaba esta fábrica al lugar hace dos siglos y como se relacionaba con el entorno: se emplazó junto a las vías del tren para el transporte eficaz del carbón; junto a la vega para trabajar con la remolacha, conseguir azúcar y los restos se aprovechaban puesto que eran pulpa útil para la ganadería, por lo que de nuevo se transportaba mediante las vías del tren a los ganaderos cercanos; junto al barrio residencial de obreros de Bobadilla que vivían de ello. Además, se usaba cal viva para la producción de azúcar y uso de la remolacha y los restos de la cal se destinaban para obtener alcohol en la destilería, y se hacía hormigón aprovechando las cenizas. El emplazamiento de la fábrica le daba toda una serie de ventajas que la hacía un lugar sostenible y autosuficiente, un gran ejemplo de la ‘’low technology’’ que tanta importancia está tomando ahora. Quizás el urbanismo, yendo ya a una vista de pájaro más general, sea así también. El arte de situar cada entorno de tal forma que todos se puedan nutrir de todos creando una simbiosis entre entornos que enriquece la ciudad y la hace sostenible, con barrios o zonas autosuficientes pero con continuidad entre ellos, aunque claro está, no es igual de fácil encajar las 5 piezas del puzle que es la azucarera que las miles de piezas o posibilidades de cada zona de la ciudad.

 

T. 02 – GEORGES PEREC

Especies de espacios

Me gusta el mensaje que manda el autor de este texto, coincido con él en que no sabemos ver lo que tenemos a nuestro alrededor. No nos fijamos en aquello que vemos por la calle, sobre todo cuando pasamos por ahí con frecuencia, nos perdemos muchos detalles y no nos paramos a pensar el porqué de las cosas. En cuanto ponemos un poco de atención descubrimos cómo es esa calle por la que pasamos todos los días, qué gente suele pasar por ella, qué coches pasan a la misma hora que nosotros, en qué momentos hay mayor transcurso, qué tiendas o locales hay y no conocíamos. Efectivamente, debemos obligarnos a ver con más sencillez para poder comprender mejor el entorno que nos rodea.

Nuestros recorridos diarios por la ciudad están llenos de anuncios, rótulos de comercios, letras, dibujos e imágenes con las que nos cruzamos y a las que no prestamos atención, que solo quedan en nuestro subconsciente. Parecemos incapaces de percibir los estímulos, cualquier información nos parece excesiva como para retenerla en nuestra mente, ni siquiera para prestarle la atención necesaria. Por ejemplo, una calle en la que la mayoría de la gente va con prisa es diferente a otra en la que suelen pasear con calma, o a otra en la que vemos mucha gente paseando a sus perros. En la propia actitud de la gente o en quiénes la transitan se conoce una ciudad, o al menos un sector de ella. Cada detalle de cada local, persona, vehículo que encontramos en una calle nos ayuda a comprender la ciudad. El recorrido de un autobús, por ejemplo, nos ayuda a descifrarla. Todo tiene un sentido, un porqué, y es nuestra misión observar el detalle para deducir esas evidencias, esforzarnos en imaginar aquello que está cerca y no vemos. Si acostumbramos al ojo a captar información, estaremos más cerca de entender nuestra ciudad.

 

T. 02 – HILBERSEIMER

La gran ciudad

‘’Los derechos de la propiedad privada deben posponerse necesariamente, en una edificación urbana, a los derechos de la colectividad. Pues urbanismo no es cuestión económica privada, es cuestión de economía común.’’ Esta idea que aparece en el texto me ha hecho pensar de nuevo en las ides que saqué de los textos 00 introductorios. El ver la vivienda no solo como una propiedad individual y reservada para su disfrute interior sino también como una forma de aportar algo al entorno más cercano y a la ciudad, pues el ser humano es ante todo un ser social. Me lleva a pensar esto en la situación actual de mi pueblo, Cájar.

Es un pueblo muy pequeño situado en el cinturón periférico de Granada. Con el paso de los años se ha convertido en un lugar cada vez más atractivo para buscar la tranquilidad de la que carece la ciudad. Esto ha provocado que se convierta en lo que se conoce como ‘’ciudad dormitorio’’, pues gran parte de la población tiene su vivienda allí, pero hace su vida diaria en la ciudad de Granada. Este sector de habitantes solo busca del pueblo un lugar para aislarse, para estar tranquilo, pero no participan en su actividad. Viven en muchas ocasiones en urbanizaciones, dando una falsa sensación de colectividad pues, a mi parecer, estas urbanizaciones solo buscan aislarse del pueblo, de lo que tienen a su alrededor, y tener lo mínimo necesario que no de la ciudad. Esa falta de actividad en el municipio ha provocado una gran ausencia de comercios y locales, pues apenas hay demanda en la zona ya que todos los ojos están puestos en el lugar más allá de la vega.  

Separan la condición social del habitar, el pueblo es para vivir aislado y en paz, la ciudad para las relaciones con otra gente. Difícilmente ves a esta gente por las calles de Cájar si no es paseando al perro. De hecho, esta se ha convertido en una de las únicas actividades que han creado vínculos entre vecinos, al menos entre aquellos que han estado interesados en crearlos. Pasear al perro es la actividad de moda del pueblo, la forma de socializar con el que vive al lado. El ayuntamiento se ha percatado de ello y ha creado un parque de perros, algo pobre realmente, y bastante inútil al encontrarse equidistantemente alejado de la vega y el monte, las dos zonas naturales limítrofes del pueblo donde se ven ciertos atisbos de socialización. Al menos este parque es un buen intento de hacer algo por eliminar la individualidad.

También, por suerte, aun quedan nuestros mayores de los que podemos aprender mucho. Son las personas que realmente dan vida al pueblo, las que llevan toda la vida viviendo aquí, las que no han necesitado en su tiempo recurrir constantemente a la ciudad o a otro pueblo colindante para cubrir cualquier necesidad y se niegan a necesitarlo ahora. Son las personas que se conocen, tienen nombre, apellidos y cara, y aprovechan cualquier mínimo comercio o espacio común para crear vida social.

En definitiva, lo que vemos es una segregación de una función, la de la vivienda, a un lugar, Cájar. Esta segregación o separación de funciones de la que hablábamos en los primeros textos es perjudicial para nuestro urbanismo, pues en este caso deriva la vida social a otro municipio y convierte el mismo en un pueblo en una zona carente de autosuficiencia y calidad de habitabilidad. Necesitamos la continuidad de las diversas funciones que den calidad a la ciudad y luchen con la segregación que tanto daño nos hace como seres sociales. Se requiere de una intervención, de que las viviendas no se cierren a su interior, de seguir buscando las claves o valores que caractericen al pueblo y actuar con ellos presentes, de crear zonas comunes que verdaderamente capten la atención de quienes las rodean y de recordarle a todos los habitantes del municipio su condición de seres sociales, y darles la posibilidad de disfrutar de ella. Una vez más esto me lleva a pensar en el texto de Carlos Martí, pues solo cuando un frente cultural actúa de la mano con las administraciones públicas es cuando se logra avanzar en la colectividad de las viviendas y luchar contra el mercado, que es el que dicta la configuración del terreno cuando nadie hace nada para cambiarlo, y que está lleno de individualismos e intereses propios y carente de la búsqueda del hábitat común.

 

T. 03 – PROF. J. L. GÓMEZ ORDÓÑEZ

Trazar el territorio

Vuelve a salir la importancia del emplazamiento, como vimos en el texto ‘’El arte de planificar’’ de Kevin Lynch. Se comenta en este texto que del trazado se originan lugares para acumular relaciones, para crear concentración y densidad. La forma en la que se parcela o limita un lugar será fundamental para las relaciones que en él se puedan crear posteriormente. Trazar necesita de la consideración simultánea de las secciones longitudinal y transversal, de la axialidad del camino y transversalidad de la banda ancha, de los lugares que enlaza y de los itinerarios transversales y paralelos. El urbanista es el encargado de dar carácter a la ciudad, de potenciar sus valores. Tiene la oportunidad con los espacios que crea de cambiar la perspectiva de las personas que pasan por allí, puede crear espacios agradables a la gente. Un fallo de segregación de funciones puede dejar a una región de la ciudad desprovista de algunos servicios o valores de los que otros sí disponen, puede diferenciar culturas o formas de habitar en una misma ciudad. La variedad es positiva, pero debe buscarse de una forma continua y homogénea, la división física no hace más que distanciar dos zonas y crear dos habitares que crecen en distintas direcciones. Por ello la variedad es buena en la medida en la que se entrelazan funciones, comercios grandes y pequeños, ocio y servicios, viviendas plurifamiliares, unifamiliares, individuales, en bloques... Cada función debe encontrarse de forma difuminada en la ciudad.

Nos reconocemos poniendo nuestras huellas junto a muchas otras que van construyendo entrelazadas el espacio que habitarán nuestros descendientes. De nuevo aparece el concepto comentado en textos anteriores de la superposición de estratos.

 

T. 03 – MANUEL DE SOLA MORALES

Ciudades cortadas

Diagonal es algo más que una conexión rápida, compresión de las 2 direcciones de la cuadrícula, luces y sombras distintas, sale de la monotonía de la cuadrícula y ofrece algo nuevo. Es un corte anatómico que muestra la organización del tejido urbano, la diagonal ayuda a comprender la ciudad reticular y la enriquece.

Cuando en una organización reticular no hay grandes calles que enhebren muchas partes de la ciudad, todas las calles cobran la misma importancia, creo que, si bien debe existir una cierta continuidad y homogeneidad, también debe haber alguna jerarquización, una calle importante, una plaza clave, etc. De la misma forma que en la retícula, la organización que surge de forma espontánea con calles irregulares o que se adapta a una topografía extrema, también requiere de un elemento de unión y de mayor importancia que facilite las comunicaciones y ayude a entender el lugar. Se me viene a la mente la zona residencial de la montaña de Tesalónica con la que estamos trabajando en nuestra ventana, en la que las calles siguen las curvas de nivel debido a la fuerte pendiente y se dan una serie de calles paralelas retorcidas y a diferentes alturas, y que no tienen posibilidad de conectarse por la topografía del lugar. En este caso no es una retícula sino un conjunto de calles paralelas, pero de la misma forma se echa en falta una calle ortogonal o diagonal que haga de corte anatómico y conecte todo el entorno.

La unidad formal de la ciudad aparece a través de las distintas partes de la ciudad en experiencia simultánea y no como diseño homogéneo, sino encadenada, relación de continuidad entre pares distintas.

La ciudad también la diagonalizamos mentalmente siguiendo nuestros intereses y gustos, pues cada persona tiene una idea de ciudad, se mueve por una zona que es su zona de confort, la que domina, y tiene otros barrios de la ciudad que percibe con mayor desconocimiento, cuando los experimenta parecen espacios nuevos, mantienen algo de mística. Esto es distinto para cada persona, depende del uso que le da cada uno a la ciudad al barrio. Yo vivo en un pueblo en la periferia y de pequeño solo iba a la ciudad para ir al colegio (zona de Camino de Ronda, Pedro Antonio de Alarcón y calle Sócrates) o para dar algún paseo espontáneo con mi familia (Paseo del Salón y Recogidas). Cuando salía de esas zonas de confort o zonas conocidas me desubicaba, no reconocía el lugar aunque fuese muy próximo a los que yo solía frecuentar. Pero era una sensación agradable, la de descubrir algo nuevo, la de pensar que no había límites en mi ciudad y que las posibilidades eran infinitas. Hoy en día paso la mayor parte del tiempo en la ciudad y tengo un rango mucho más amplio de zonas que frecuento y otras que no frecuento tanto, pero las conozco también por alguna experiencia, y es difícil volver a tener esa sensación de poder descubrir sin límites, la sensación de lo nuevo. Aun así en ocasiones trato de descubrir nuevos lugares de mi ciudad, cambio puntualmente de zona con mis amigos en busca de esa sensación de descubrir, de lo nuevo, de buscar los límites y salir de lo conocido. Y aunque ya es difícil encontrar un lugar por el que no haya pasado ninguna vez, al fijarme un poco más en el detalle de los lugares a diferencia de la última vez que pasé por allí, sí que logro esa sensación de descubrimiento, de lo místico, de sorprenderme ante un lugar que realmente he tenido en mi propia ciudad siempre. Valoro mucho esa sensación, al igual que valoro mucho la zona en la que más me muevo y que conozco bien, siento que forma parte de mí. Cada ciudadano configura su ciudad, selecciona sus propias calles, y todos tenemos esa sensación de sentir la identidad sociológica de pertenencia con alguna zona que frecuentamos en nuestra ciudad.

 

Texto complementario – T. 03 – MANUEL DE SOLA MORALES

La piel de las ciudades

A pesar de la uniformidad impuesta por los sistemas funcionales y económicos de las ciudades modernas podemos encontrar posibilidad de diferencia, como sugiere el autor, en las ‘’cosas urbanas’’, que deben ser materia de trabajo del propio proyecto urbano. Estas cosas urbanas son aquello que está en el detalle, lo que vemos en la ciudad, y son ellas las que establecen relaciones.

Un urbanista no debe pensar solo en la ciudad de forma genérica, para un proyecto urbano no se puede trabajar solo desde el plano de llenos y vacíos, de edificios, parques y calles, hay que recorrer la propia ciudad y mirar los objetos o sucesos que en ella encontramos. Un árbol, una fuente, un banco, un muro, una rampa, una esquina, un bordillo… Todo esto conforman las ‘’cosas urbanas’’ que menciona Manuel de Sola Morales, y el conocimiento de la existencia de estos y de su posición y relación con las personas deben tenerse en cuenta en el proyecto urbano. La ciudad no es más que la mesa que soporta estas cosas y las presenta en su pura materialidad.

En cuanto a la acupuntura urbana creo que en cierto modo así funciona la ciudad. Me gusta la idea de que actuando sobre la oreja se curará el pulmón y la rodilla, y de que actuar con punciones es distribuir la energía a través de la piel, pues pienso que en un proyecto urbano siempre se trabaja con la arruga o el punto débil localizado y esto ya producirá una onda de expansión en su propio entorno. Se me vienen a la mente los playgrounds de Ámsterdam mencionados en clase, y cómo un simple espacio pequeño para niños puede afectar en gran medida a todo un vecindario, crear relaciones, dotar a un espacio de un ambiente y unos valores diferentes, transformar la visión de un barrio con un par de punciones como este.

 

T. 04 – RAFAEL MONEO

Sobre la noción de tipo

Este texto muestra la perspectiva de Rafael Moneo acerca del tipo. ¿Qué es la tipología en la arquitectura? Hay muchas interpretaciones de lo que significa esta palabra, algunos de los significados que se le han dado pueden llevar a lo erróneo. En el urbanismo, la tipología ayuda a dimensionar cada parte de la ciudad. Pertenece a un tipo determinado todo objeto que contenga la cualidad que caracteriza a ese tipo. Si un objeto comparte con otro una característica tipológica, ambos pertenecen a esa tipología.

¿Puede un objeto pertenecer a diferentes tipologías? Yo pienso que sí, siempre habrá distintos puntos de vista o criterios que clasifiquen un objeto, pero hay que tener en cuenta que la tipología del objeto define su naturaleza, y aunque existen infinitas clasificaciones son pocas las tipologías que por sí solas pueden definir en gran medida a ese objeto. Por eso creo que es importante poder reconocer en la arquitectura y el urbanismo aquellas tipologías que logran expresar la naturaleza del objeto, saber discernir y abstraer el objeto para no perderse en ese barullo de tipologías vacías o superficiales que dicen poco del objeto en cuestión.

 

T. 05 – TOMÁS MORO

Utopía

Reflexión de la convivencia y las relaciones en la ciudad, a lo que comenté en anteriores textos de las ciudades satélite en las que las viviendas se cierran y no quieren relacionarse con el entorno.

El texto habla de 54 ciudades que son iguales dentro de la isla utópica. Si todo es igual, se hace monótono y robotizado, imposibilita salirse de ese marco y limita al propio ser humano. El ser humano aspira utópicamente a la convivencia de todos los seres humanos y culturas, pero de una forma más rica, con la convivencia de diversidades, no unificando en una misma cultura. Pues si se unifica en una sola cultura, cuando aparezca algo diferente le descolocará por completo y quizás no sea capaz de respetarlo. Siempre va a aparecer algo diferente, es imposible unificar o meter todo en un mismo marco que lo abarque, la riqueza está en aceptar lo diferente y valorar sus posibilidades, antes que cerrarse a la idea de una única cosa que lo una todo. Por ello, cada lugar tiene unas características determinadas que cambian la forma de construir, trazar, percibir y relacionarse con la ciudad, crean culturas diferentes y tratan de sacar partido y aprovechar los recursos de la zona de la mejor forma posible. En definitiva, se adaptan siempre a las circunstancias o progresa según los sucesos que se dan en el lugar y la perspectiva que se tiene de la ciudad y de la forma de relacionarse que progresivamente evoluciona.

Algo a lo que sí creo que debemos aspirar es a las ideas mencionadas en el texto sobre la gestión de la ciudad de tal forma que se respeten al máximo los derechos humanos, se de calidad de vida a los habitantes y se logre al mismo tiempo maximizar la efectividad de la producción y economía del lugar. No me gusta tanto esta isla utópica la obligación de la población a dedicarse al campo, pues al final es cierto que en cada ciudad se deben aprovechar los recursos, y una zona eminentemente natural y con gran potencial de producción de productos naturales tendrá gran porcentaje laboral relacionando con la agricultura y ganadería, pero esto no ocurre así en el mundo real, pues la ciudad siempre trabajará en torno aquello que mejore su economía, pero cada persona individualmente tiene la libertad de poder explotar los recursos de la forma que quiera y siempre se va buscar el beneficio individual por la propia naturaleza del ser humano, y dudo mucho que ceda esa libertad poniendo su confianza en un sistema que, como decimos, es utópico.

 

T. 05 – MARTA RICART

Una ciudad igual pero totalmente distinta

Plantearse cómo serán las ciudades en 3 décadas es un ejercicio que requiere un cierto tiempo y meditación. Para saber en qué dirección avanzarán las ciudades hay que conocer primero qué elementos serán los protagonistas. Hay muchos factores que tomarán relevancia en la definición de las ciudades y que hoy en día desconozcamos o aun no existan, por ello es imposible saber cómo va a ser el futuro, pero sí que podemos basarnos en todo aquello que conocemos y sabemos que va a ser fundamental de cara al avance de una ciudad para llegar a dar con algunas claves del futuro.

En primer lugar, queda claro que de aquí a 30 años la apariencia de las ciudades no va a ser muy distinta. Se construirán nuevos edificios siguiendo la contemporaneidad de la arquitectura, y sabemos que uno de los fundamentos de esta es el respeto hacia lo preexistente. Por tanto, la infraestructura que ya hay permanecerá en su gran medida, y 30 años no dan para cambiar en gran medida la imagen de la ciudad, ni creo que sea lo que se pretende en la mayor parte de las ciudades. Solo unas pocas ciudades, las de nueva planta, o los nuevos núcleos urbanos sin estratos preexistentes podrán desarrollarse a partir de nuevas claves, y se distanciarán con claridad del resto de ciudades. Para el resto el cambio esencial estará como dice el texto en la forma de vivir. Habrá otra percepción de los espacios, las relaciones serán distintas, afectará mucho a este cambio la evolución de la tecnología y la información, la forma de conocer a las personas, el nuevo ocio que surja, otras formas de comercio… En definitiva, hay miles de variables que guiarán la nueva forma de usar la ciudad, hablando en términos generales.

No puedo saber con exactitud qué cambios habrá, pero sí que puedo pensar en los cambios que ha habido en las últimas décadas, o qué he visto yo en mi propia ciudad. En Granada yo mismo he podido experimentar nuevas relaciones. El metro han dado un gran cambio a la ciudad, ha creado un eje que articula todo el núcleo urbano y ha dado protagonismo a las zonas colindantes a su paso. En el último mes por ejemplo hemos visto otro pequeño cambio con la aparición de los patinetes eléctricos, pues dan una forma alternativa de transporte y crean pequeñas zonas comunes en los puntos de aparcamiento de patinetes. Ahora mismo quizás pase más desapercibido, pero si la idea de los patinetes funciona y toma buen rumbo, quizás esos puntos de aparcamiento tomen más importancia, o quizás el aumento de esta forma de transporte aporte un nuevo carácter a la ciudad, e incluso pueda provocar que se ponga el foco de atención en los carriles bici y en facilitar el uso de este. En definitiva, cualquier pequeño cambio puede dar otra visión de la ciudad y provocar nuevas formas de relacionarse con ella, y tenemos delante nuestros muchos más cambios de los que realmente nos hacemos conscientes, nuestra ciudad está en constante cambio y en 3 décadas será muy diferente, pero posiblemente si no nos paramos no seamos conscientes de las progresivas alteraciones que se dan a nuestro alrededor.

 

T. 05 – LEWIS MUMFORD

La utopía, la ciudad y la máquina

El texto compara la percepción del concepto utopía desde que se creó en la antigua Grecia con los grandes filósofos hasta hoy en día, llevándolo por el campo del urbanismo. Platón y otros filósofos hablan de la utopía a partir del intelecto y la actitud de los ciudadanos.

Para el urbanismo, una ciudad utópica es aquella que complace a la perfección a la ciudadanía, que le ofrece todas las posibilidades y la mantiene en un estado de bienestar, independientemente de si han salido o no de la cueva. Esta ciudad utópica es inalcanzable, pues una de las claves del ser humano es el avance, y este provoca nuevas cuestiones y plantea nuevos problemas. La misión del urbanismo es estar en constante diálogo con esos problemas, explorar nuevas soluciones. Siempre habrá algo más que hacer.

 

Diálogo de clase ¿Cuál es mi idea de utopía en la situación actual?

En su ideal hemos visto que Platón hace su República inmune al cambio. Para mí la utopía está en el movimiento, todo lo opuesto a la utopía de las ciudades de Tomás Moro que se olvidan del mundo. Pienso que esto es ponerle límites al ser humano, que el cambio es constante e inevitable y que la verdadera utopía está en saber responder ante las nuevas problemáticas o cuestiones que el cambio produce o que surgen a partir de él. Por ejemplo, por llevar esto a alguna idea más concreta, en la actualidad se me pueden venir a la mente de primeras el cambio climático o los barrios marginados.

La imagen que se me viene a la mente al pensar en cambio climático es una ciudad con mucho verde, la vegetación inundando el espacio urbano, más cantidad de corredores naturales y zonas peatonales. Creo que sería clave también en esta respuesta a esta problemática un transporte público muy eficaz, o incluso coches automáticos en constante circulación. Esto además liberaría muchos espacios de aparcamiento para esos corredores verdes, o podría dar lugar a calles destinadas a uso de vehículos a unas horas y dándole otros usos en el resto de las franjas horarias, como se habla en el artículo anteriormente comentado, dando pie así a nuevas formas de relacionarse con la calle.

 

T. 06 – CHRISTOPHER ALEXANDER

La ciudad no es un árbol

Ciudades artificiales limitan las posibilidades del ciudadano es lo que viene a decir. La disociación limita las posibilidades del ciudadano. La ciudad debe ser receptáculo de vida.

No se entrelazan unidades, es decir, no hay continuidad, se separan estos conjuntos. Una ciudad debe tener continuidad, entrelazarse todo lo que en ella se produce, no puede estar zonificado. No puede ser tan simple, deben entrelazarse los conjuntos porque ofrecen más oportunidades a los ciudadanos, enriquecen su forma de vivir y relacionarse con la ciudad

En el urbanismo moderno constantemente se han llevado a cabo proyectos con esquema de árbol, donde las funciones no se entrelazan, donde cada ciudadano vive solo la experiencia de lo que le toca o lo que busca en cada lugar y no se encuentra rodeado de muchas más posibilidades o experiencias en segundo plano que no está buscando pero pueden conquistarle, o al menos despertar sus sentidos y proporcionarle una visión más completa de la ciudad, lo que le rodea, y por supuesto del resto de ciudadanos. Esta estructura de semirretículo hace por tanto la ciudad más humana y menos robotizada.

En el urbanismo moderno constantemente se han llevado a cabo proyectos con esquema de árbol, donde las funciones no se entrelazan, donde cada ciudadano vive solo la experiencia de lo que le toca o que busca en cada lugar y no se encuentra rodeado de muchas más posibilidades o experiencias en segundo plano que no está buscando pero pueden conquistarle, o al menos despertar sus sentidos y proporcionarle una visión más completa de la ciudad, lo que le rodea, y por supuesto del resto de ciudadanos. Esta estructura de semirretículo (o más bien ‘’no árbol’’, como la hemos llamado en clase) hace por tanto la ciudad más humana y menos robotizada.

Adición:

En clase de composición hemos dialogado en torno a la opinión de Granada de una chica brasileña que se sorprendía al ver la vida en la ciudad, en la calle, las terrazas, etc. En Brasil en cambio, contaba que las ciudades eran inmensos monstruos donde se dedicaban horas al transporte, logrando muy poca vida en la calle. También hemos hablado de lo que hizo la Universidad de Granada de llevar la facultad de medicina al PTS, en lugar de dejarla en el centro de la ciudad. Muchas de las opiniones que han salido comentaban que esto era un error, y a mí me parece muy similar al barrio residencial radial de jubilados que vimos en anteriores clases, pues ambas acciones no hacen más que aislar y separar a un sector concreto de la ciudadanía del resto, promoviendo las relaciones entre los habitantes de la misma edad y evitando la riqueza que se produce al interactuar personas de edades diversas y sentirse parte de una misma ciudad, en lugar de separarlos y distanciar la experiencia de vida en la ciudad de unos con respecto a otros.

 

T. 07 – JOSE LUIS GÓMEZ ORDOÑEZ

El urbanismo de los 800 m

Al igual que el hombre ha creado la métrica a su escala, en el campo urbano debe haber una métrica diseñada a la escala de calidad de vida urbana, cercanía y aprovechamiento del tiempo. Al igual que las parcelas agrícolas buscaban productividad y eficacia. Una ciudad se parece a un huerto, todas las hortalizas y verduras crecerán en torno a una zona rica de buena tierra y donde alcance el agua. Si hay una hilera de agua, entorno a esa hilera crecerán, si se alejan mucho de ella sus raíces no serán alcanzadas por el agua y no podrán crecer, encontramos un punto muerto. Por eso, para aprovechar el huerto, hay que detectar la distancia máxima a la que se pueden situar las semillas que queremos que crezcan, y situar de forma rítmica el agua de tal forma que se aproveche la mayor área posible para obtener mayor número de productos en buen estado. Esto dará pie a diversas formas rítmicas de situar el agua buscando siempre que el área ocupada por tierra con las semillas de verduras y hortalizas sea mayor posible y de calidad para que puedan crecer en un buen ambiente. La ciudad funciona exactamente igual, dentro de sus mayores complejidades: se requiere de plan rítmico para que llegue la riqueza urbana y la habitabilidad de calidad a todas las ciudades. Debemos encontrar los servicios principales cercanos a todas las zonas: hospitales o centros de salud, colegios e institutos, comercios, ocio, etc. De esta forma toda vivienda encontrará todo lo que necesita a una distancia cercana haciendo no solo que pierdan menos tiempo de transporte, sino también enriqueciendo y aportando vida a todo el entorno en el que viven. Se dice que la distancia ideal son los 800 metros, que equivalen a unos 10 minutos andando, pudiendo ser la medida que marque los ritmos de la ciudad. Creo que es una medida muy estudiada y lógica, pero aún muy lejana y difícil de aplicar en muchas ciudades. También creo que debe ser flexible esta medida, pues en zonas con la topografía muy marcada el tiempo que se tarda en desplazarse puede llegar a ser sumamente mayor que en zonas más llanas. También me cuestiono el problema de los usos que no se pueden dispersar de esa forma cada 800 metros por la ciudad, como puede ser por ejemplo una facultad concreta de una universidad. Esto es lógico que solo puede emplazarse en un lugar concreto, no puede difuminarse sobre el plano urbano, y ante ello creo que lo que prima es un transporte público efectivo. Sin embargo, lo que sí se puede dispersar son las facultades distintas de una misma universidad, en oposición a los campus universitarios enormes, pues si bien la facultad que encuentres cercana a tu vivienda en el radio de 800 metros quizás no sea la tuya y no le vayas a dar uso, sí que va a cumplir su función de enriquecer tu entorno. Es la mejor forma de crear una ciudad con continuidad donde no se diferencien unos barrios por las carencias o ventajas que tienen respecto a otros, sino por la forma que tienen de vivir y el carácter que adquiera ese barrio con respecto a otros sabiendo que el reparto de funciones es muy similar. De esta forma opino que se debe, en la medida de lo posible, dispersar por todo el entorno urbano las diferentes funciones que encontramos en la ciudad, llegando incluso a estudiar las distancias, con el objetivo de dotar a toda la población de unas mismas posibilidades. Como dice el texto, cada subcultura necesita un centro para la vida pública, un lugar donde se pueda ir a ver a la gente y a ser visto.

Este reparto y dispersión de funciones no significa que no deba existir jerarquización en la ciudad, debe haberla, habrá lugares públicos diseñados para la reunión de más personas que otros que puedan ser más tranquilos, pero tampoco se puede caer en la organización de árbol de la que hablábamos el otro día en clase, todo debe estar relacionado y entrelazado, que exista un radio de 800 metros en el que se da una cierta autosuficiencia no significa que sea independiente a lo que hay fuera de esos 800 metros, debo ser capaz de desplazarme 400 o 500 metros en una dirección y seguir sintiendo que el nuevo radio de 800 metros es igual de lógico que el anterior, y cumple con su autosuficiencia.

 

 

T. 08 – MANUEL DE SOLA MORALES

Prólogo Unwin: Para un urbanismo particular

El autor habla de la importancia de la forma de parcelación, de los espacios entre edificios, del suelo, de las anchuras de las calles. Cada una de estas cosas es una decisión muy importante a la hora de hacer urbanismo porque determinará por completo la forma en la que se vive en esos espacios. Como comentamos el otro día en clase, no es lo mismo una calle con aceras marcadas que las calles del Realejo, por ejemplo, donde no hay aceras y el peatón lleva la prioridad sobre el vehículo, o no es lo mismo un calzada asfaltada que una de piedras, pues esta última puede limitar más la velocidad y quitar protagonismo al coche de nuevo. Todo este tipo de cosas son detalles que al final acaban conduciendo al ciudadano a vivir el espacio de una forma concreta o al menos, limitan muchas otras formas de vivirlo. El urbanista siempre debe estar al tanto de todo esto.

 

T. 08 – FRANÇOIS ASCHER

Los principios del nuevo urbanismo

El primer punto habla del urbanismo de dispositivos. El urbanismo utópico para mí, como he comentado en anteriores diálogos, es aquel que se adapta al cambio continuo. Por ello debe estar cada proyecto continuamente en tela de juicio. Un proyecto puede ser muy bueno, pero debe ser reflexión continua para ver si con el paso del tiempo sigue manteniendo sus cualidades o si se desvanece con el avance de la sociedad. Puede ser trasladado a otro lugar, se va adaptando a los cambios. Deben integrar agentes sociales, procesos participativos que lo discutan, la continua crítica es lo que hará del lugar una ciudad mejor.

También destaco el punto del urbanismo flexible, la ciudad siempre debe adaptarse a lo que la sociedad demanda, y como esto último está en continuo cambio, el urbanismo debe ser apto para poder adaptarse con facilidad a las demandas de cada momento.

En cuanto al carácter heterogéneo del urbanismo, creo que la norma o repetición de algo, por muy bien que funcione, puede estar quitando riqueza y posibilidades al urbanismo de la ciudad. La variedad y la relación entre elementos dispares creo en mi opinión que es lo que hace a la ciudad mejor.

Por último, veo vital el carácter multisensorial del urbanismo. El urbanismo debe atender a las cualidades del lugar en el que se emplaza y sacarle el máximo provecho posible, lograr un lugar humano, donde se potencien todos los sentidos. Una ciudad debe ser un lugar de recorridos, de diferentes espacios, experiencias, olores, vistas, sensaciones. El emplazamiento de cada elemento y la forma en la que se emplaza debe ayudar a potenciar esto.

 

T. 08 – JOAN BUSQUETS

Una nueva mirada al proyecto urbanístico

El autor comenta que una condición del proyecto urbanista es su capacidad formal y estética. Yo pienso que la capacidad social y la estética de la ciudad van completamente de la mano. El autor recuerda que ninguna debe ser dominante sobre la otra. Yo pienso que ambas van a tener siempre la misma fuerza puesto que una influye sobre la otra y viceversa. Por ejemplo, en Granada vemos como en Gran Vía se creó un eje con una estética concreta, completamente ligada a la intención social que tenía esa calle, diseñada para la gente de más poder adquisitivo y social. Durante la historia de la arquitectura hemos visto cómo han surgido numerosas corrientes estéticas siempre ligadas a un grupo social: las fortalezas de la edad media, las abadías, los palacios florentinos, las termas, las siedlungs, los centros culturales obreros, los cafés, etc. Me pregunto hasta qué punto puede ser útil desligar en la medida de lo posible determinadas estéticas de los grupos sociales a los que representan (teniendo en cuenta obviamente que algunas serán imposibles de desligar, pues los materiales caros por ejemplo no van a formar parte jamás de una vivienda social, no tendría sentido), o quizás simplemente aceptar las relaciones que hay entre esa condición estética con la social y aprovecharlas para trabajar a partir de ellas siempre buscando mejorar la ciudad, y cuando hablo de mejorar la ciudad y de estas diferenciaciones sociales hablo de, por ejemplo, no segregar estratos sociales por zonas, buscar la convivencia de la diversidad en todo el campo urbano, perseguir uno de los puntos de los principios del nuevo urbanismo de François Ascher que es el urbanismo heterogéneo.

Comentarios

Aún no hay comentarios para esta entrada. ¡Sé el primero!


Accede o regístrate para comentar y puntuar la entrada.