COMENTARIO A “EL ARTE DE PLANIFICAR EL SITIO”, de Kevin Lynch

Podemos partir de la idea de que el hombre define su lugar, o su lugar define al hombre. Es el uno para el otro. Siguiendo esta idea se puede llegar a definir el emplazamiento como el organizar un entorno físico exterior como soporte al comportamiento humano.

Con esta deducción K. Lynch, evalúa las opciones para planificar el sitio, y es ahí donde estructura “El arte de planificar el sitio.

Lo primero, conocer al público al que ira destinado, que necesidades tienen, que funciones necesitan. Lo segundo, es estudiar el sitio, su morfología y características geotécnicas, la capacidad de ejecución de esas personas, sus valores y tecnología con la que se desarrollará. Una vez tenemos esta información, se elaborará un Plan definido que será la base para la elaboración de un diseño y de la forma de llevarlo a cabo.

La idea principal que se obtiene del análisis que K. Lynch desarrolla, es básicamente, que el diseño de la planificación de un sitio, es un “Proceso de Aprendizaje”. No se establece un diseño el primer día del estudio, sino, que éste va creciendo conforme el desarrollo avanza. Está abierto a cambios que surgen conforme evoluciona en el tiempo. Por lo tanto, un sitio no debe ser cerrado y definido, sino que debe estar abierto en su desarrollo. El sitio es según Lynch un espacio natural o creado por el hombre compuesto de un conjunto de objetos y actividades. Esas actividades transformarán los objetos.

Por lo tanto, nuestro diseño formal debe atender a  la mezcla de fines explícitos y mensurables (coste y capacidad) es el objetivo máximo que podemos alcanzar en el desarrollo de nuestro diseño.