En el texto se tratan de expresar los principios del nuevo urbanismo que se viene haciendo, del neourbanismo.

En resumen, a mi modo de ver, se trata de un urbanismo dispuesto a escuchar. Un urbanismo flexible, con la vista siempre enfocada en la búsqueda de una mejor calidad de vida de los ciudadanos a través de un enriquecimiento de la ciudad. Por ello pretende hacer partícipe al resto de la población en ese desarrollo urbanístico y tomar en cuenta todos los distintos factores que se presentan. No cerrarse a un punto de vista técnico o político -en definitiva impersonal-, sino fluir en el tiempo de acuerdo a las necesidades vecinas, componiéndose de soluciones múltiples y enriqueciendo los lugares. La problemática de este planteamiento puede ser cómo llevar a cabo este concepto que tiene la intención de abarcar tantos ámbitos diferentes. Dado que el texto concluye definiendo el neourbanismo como un plan que necesita de más conocimientos, experiencias y democracia, podemos pensar que el método que se plantea es, como siempre, el diálogo. Un diálogo vivo entre el urbanista y su entorno que no acabe drásticamente con una imposición, sino que se desarrolle mediante el crecimiento sensorial de la ciudad.