Termina el articulo con la frase "La ciudad es lo que tenemos".  En efecto somos herederos de la ciudad. Ciudades en las que se puede ver de forma clara los distintos estratos que ha dejado el urbanismo durante la historia de la ciudad.

A día de hoy podemos arrepentirnos del desastre causado por el afán de expansión de las ciudades, por la corrupción urbanística, por la cantidad de urbanizaciones, planes parciales, planes de desarrollo ejecutados, o a medio ejecutar. Observamos un gran desorden, amontonamiento de viviendas y calles sin seguir la más mínima regla geométrica, o en casos dibujados con las más estricta regla geométrica.

Pero al fin y al cabo en nuestra historia, al igual que en la ciudad de Granada, cuando fue conquistada por los cristianos, el barrio del Albaicín les parecería una maraña desordenada e irregular de viviendas, calles y plazas, con el paso de los años, este urbanismo desorbitado pasará a ser parte de la historia.

En este caso debería servir para aprender de los errores, y recordarnos lo que no es el urbanismo. ¿Qué hubiera pasado si los Reyes Cristianos hubieran demolido todo el Albaicín y hubieran impuesto sus reglas de calles rectilíneas, grandes plazas y palacios? ¿Estamos ante un nuevo caso de urbanismo irregular y desordenado que puede pasar a la historia y convertirse en algo propio de la ciudad?