La pregunta que da lugar a esta reflexión (¿Qué puede o debe hacer un arquitecto por la ciudad?) creo que da lugar a reflexiones muy distintas si se planteara a principio de cuatrimestre en vez de a final de éste.

El urbanismo es un aspecto poco considerado cuando el conocimiento que se tiene de arquitectura es aún inicial. Normalmente la idea que se tiene de arquitecto es de una persona que lleva a cabo edificios, de mayor o menor envergadura, con un ámbito público o privado. Una persona ajena a nuestro campo probablemente pensará que del urbanismo se encarga otro profesional. Creo que nosotros mismos tampoco éramos conscientes de nuestro grado de implicación en estos temas urbanísticos cuando comenzamos el curso.

Semana a semana hemos ido desmenuzando factores y elementos  que componen las ciudades. Entendiendo que nada ha de ser dejado al azar. Hemos ido así educando la mirada y adquiriendo capacidad crítica con nuestro entorno, que no es otro que la propia ciudad. Sólo así podemos ser capaces de detectar errores cometidos, de entender la verdadera importancia que tiene el urbanismo en nuestro día a día, en nuestro presente y en el futuro.

Creo por tanto, que es el primer paso que un arquitecto o futuro arquitecto debe y puede hacer. Estudiar, conocer, comparar, en definitiva, aprender de las ciudades, de su historia, de sus habitantes y de todos los factores que los rodean.

En segundo lugar, creo que un arquitecto ha de ser capaz de ejecutar su trabajo con el equilibrio constante de sensibilidad y funcionalidad. Proponer soluciones que sean útiles a la par que respetuosas. Que sean conciliadoras con todos los factores que van a intervenir en el funcionamiento de la ciudad, pero sin dejar de lado la estética y las sensaciones que han de transmitir al usuario.

Finalmente, el arquitecto debe ser responsable y consecuente. Proponer proyectos que se respalden en una economía de medios, no sólo por la época difícil que atravesamos.