Este texto habla sobre un país utópico con sus diferentes ciudades utópicas, todas iguales. Un sistema agrario y organizativo cerrado y perfetamente estudiado, unas viviendas también perfectamente pensadas y destinadas a la gente que allí va a habitar.

Sin duda se trata de una utopía. Todo lo descrito es perfectamente desmoronable. Toda esa monotonía de todas las ciudades iguales, los tiempos de cambio iguales, las casas iguales, sin a penas diversidad es un sistema muy débil. Pero todo ello no quiere decir que parte de toda esta fantasía tenga algo de realidad o pueda ser realizable.

Yo creo que el papel de las utopías es realmente importante. El arquitecto debe soñar, imaginar, buscar soluciones que puedan parecer decabelladas pero que en cierto modo levará siempre una parte de realidad. Muchas de los sueños o las utopías que tenían en el pasado han sido realizados y llevados a cabo, tal vez no en su totaltida, pero si alguna parte. Y seguro que no hubieran podido realizarse si en aquel momento pasado alguien soño e imaginó lo que en su época podía ser un disparate.

Las utopías son algo realmente importante porque siempre tienen algo de realidad y nos ayudan a progresar y avanzar.