¿Es cierto que los lugares bellos parecen nacer de forma espontánea mientras que los espacios planificados resultan “feos”?  

En este tema la cuestión no es planificar o no los sitios, sino que en qué grado estos han de serlo, ya que cualquier zona de residencia ha de ser planificada y no por ello debe de resultar fea.

Aquí entramos en la discusión sobre el diseño, no podemos crear un mero diseño en el que no esté pensado para un lugar, este “arte” de emplazar ha de estar presente desde el primer comienzo del proyecto, no ha de considerarse un último punto en la cadena de proyección, sino que el edificio ha de tener esas cualidades que hacen que solo pueda estar en ese lugar en el que está emplazado y no en otro.

También hemos de pensar en el organismo y el medio ambiente no como entes separados, sino como un relación en la que si está bien hecha se aumenta la calidad de vida y es una gran fuente de riqueza, evitando asi el deterioro del paisaje, que al fin y al cabo solo repercute en nosotros mismos.