DIÁLOGOS 04

Creada el 6 de Octubre de 2019 a las 13:44 por Javi123

Proyecto: Urban Games 2019
Tema: Diálogos
Coordinadores: abarca dacama

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Reflexión sobre los diálogos 04. Hilberseimer, L._La arquitectura de la gran ciudad y 04. Alexander, C._La ciudad no es un árbol

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04. Hilberseimer, L._La arquitectura de la gran ciudad

 

En el medievo los propios edificios determinaban de una manera bastante acusada las formas de las calles, de trazado irregular. Sin embargo, en el Renacimiento y Barroco era más bien el trazado geométrico de las calles el que dejaba vacíos los espacios en los que colocar las manzanas, así como los enganches del siglo XIX, XX.

En cuanto a la relación trabajo-residencia, la descongestión de las ciudades y la creación de zonas residenciales, a veces ciudades dormitorio, durante la revolución industrial (aunque estas últimas son también contemporáneas). La ciudad como creación de la voluntad individual y no como una creación natural y progresiva desemboca en ghettos y grietas sociales. La ciudad se acaba convirtiendo en beneficio para unos pocos. Así, se plantea la creación de barrios para los obreros y poder ofrecer unas condiciones óptimas. Es lo que se conoce como vivienda social. Estos barrios, al situarse a las afueras de la ciudad, acabaron creando una ciudad satélite alrededor.

Además, destaca el caso de Nueva York, ciudad en la que el alto de los edificios supera con creces el ancho de muchas calles, creando unas densidades insostenibles en las mismas. Le Corbusier hará planteamientos teóricos de varias ciudades ideales (amplios espacios verdes, edificios en altura, espacios para vehículos (incluso aéreos) y peatones separados). Su objetivo era acumular altas densidades en esos edificios en altura y eliminar el tráfico horizontal. Un plan muy metódico y que se opone a la idea de superposición del texto de Alexander, C. y que impone una forma de vivir,más que dejar decidir a los que allí van a vivir.

Por último, la ciudad planteada por Hibelseimer establece una relación vertical trabajo-residencia en un mismo bloque/prisma y deja lo que queda entre ellos para el tráfico rodado. Me sigue pareciendo una opción de ciudad que desde el punto de vista teórico puede ayudarnos a reflexionar o replantear modelos, pero que en un sentido práctico sería una ciudad sin vida, y esos ejes tan anchos y tan inmensos hacen que deje en parte de ser ciudad para que los edificios se conviertan en islas.

04. Alexander, C._La ciudad no es un árbol

Entender la ciudad como una superposición de elementos que puede ir modificándose o deslizándose con el tiempo. Aún planeando la ciudad como un programa de funciones, con zonas que sólo obedecen a una o tienen un fin concreto, la propia naturaleza de la ciudad y del ser humano como grupo harán que una parte de un barrio entre, por ejemplo, a formar parte de otro, porque quizás sirva para atravesar, o sea de obligado paso. ¿Dónde queda la frontera? No hay, los barrios quedan como cuestiones administrativas o de gestión, aunque cada uno cuente con su propia idiosincrasia. Sin embargo, los flujos y actividades en la ciudad provocan esta superposición. Pero ya no sólo a nivel de barrio, sino a nivel de calle: me resultaba muy curioso el caso del distribuidor de periódicos, cómo algo tan sencillo termina creando un sistema que involucra al semáforo y al paso de peatones, y normalmente veríamos y entenderíamos cada elemento aislado, pero dependen uno del otro. El tráfico y la acumulación de personas en el distribuidor dependerá de si llega más o menos gente cuando el semáforo esté verde o rojo (semirretículo).

A mayor escala, esto se puede percibir en el Área Metropolitana de Granada, y ahora aún más con la irrupción del metro. Ciertas zonas, sobre todo Armilla, han quedado casi integradas en la ciudad. Zonas comerciales, de ocio, pero históricamente en la ciudad los edificios se fueron salpicando porque resultó preciso que allí se ubicaran; una forma mucho más natural y espontánea. De esta forma, un edificio revitaliza una zona y crea un área de influencia que acaba reuniendo a un cierto número de personas. La ciudad se concibe así como un sistema equilibrado.

Entender la ciudad como un árbol (simplificación y separación por funciones) sólo conlleva a la disgregación social, por edades y a una ciudad rota en la que no se establecen lazos espaciales o físicos, algo que sí sucede en el caso de las superposiciones, las cuales son de infinitas posibilidades e imprevisibles en sí mismas y cuyas anécdotas nos ayudan a repensar el modo de hacer ciudad. Los planes de ordenación o incluso de creación de ciudades normalmente funcionan como un árbol, sin embargo, en ocasiones, algunos imprevistos pueden hacer que esos mismos planes sean modificados (especie de superposición de intereses). No obstante, cuando nos adentramos en el mundo de la ciudad, estamos ante un caos ordenado en el que todo (no) pasa por casualidad.

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