Siempre pensamos en la planificación de un espacio con la idea de hacerlo un buen lugar, pero a veces se convierten en lugares malos o incómodos, por ello nos debemos cuestionar en qué grado tenemos que planificarlos.

Para una buena planificación hay que hacer un estudio previo, con el cual entendamos el lugar y lo asumamos. Pero no siempre basta con esto, ya que luego surgen imprevistos que harán que cambie nuestro proyecto para adaptarlo mejor al lugar.

En cualquier proyecto toma un papel muy importante el emplazamiento, en el cual nos debemos de adelantar al ciudadano. Se trata de crear un hábitat organizado y productivo que ayude a la humanidad, ya que el hombre y el hábitat funcionan conjuntamente. Aunque se realicen nuevos diseños, siempre se tendrá en cuenta lo preexistente para poder crear un relación con ello.

Por ello tomar decisiones generales sobre que da más calidad a un lugar o temas de soleamiento  no es posible ni fácil, ya que no se puede imponer lo mismo a construcciones en lugares totalmente distintos. Se deberán establecer objetivos más concretos para cada lugar, que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos que es el objetivo final de la arquitectura.