A veces la arquitectura compite con la ciudad, es decir, se proyecta para hacer un edificio realmente magnífico sin tener en cuenta la repercusión que puede tener para la ciudad. En mi opinión, es algo que siempre hay que considerar, aunque es dificil hacerlo en ciudades extensas, en las que el impacto más visible producido por un edificio es el que provoca a su alrededor más inmediato. 

El concepto de "urbanidad material" me ha parecido interesante, porque esa materialidad es la que provoca sensaciones. No se trata de que los trazos de la ciudad y sus manzanas sean correctos, sino de que puedan transmitir emociones, ya sea por el pavimento que se pisa, la pared que tocamos al pasar, el uso alternativo que le damos a cosas pensadas para otra función... Esto último me parece muy importante, porque a mi parecer, hace que nos apoderemos de una ciudad, que la sintamos nuestra. La gente es lo que realmente le da vida a una ciudad, y esta vida no es posible si no se producen encuentros, si no hay lugares que produzcan actividad.
Gracias a la diversidad de lugares y de gente es posible la diversidad de formas de vivir, de sentir, lo que hace que la ciudad tenga una función más compleja y pueda ofrecer mucho más.