El autor diagnostica el problema de nuestras ciudades, habla de cómo hemos distorsionado el significado de nuestros emplazamientos mirándolos como espacios en blanco sin tener en cuenta todos sus valores. Aun así al final del texto remarca la futura obsolescencia de sus conclusiones. Esto es lo que más me ha interesado ya que saca a la luz el concepto de tiempo en la arquitectura, en como éste creará nuevas necesidades, nuevos paradigmas de pensamientos… que repercutirán directamente en el entorno.

Parece que tenemos más asumida la importancia de la historia del lugar pero no su futuro. Nuestros espacios urbanos tendrán pues la capacidad de organizar las relaciones humanas pero sin olvidar los cambios que pueden ocurrir en un futuro. Es decir, habrá que ser cuidadosos de no cruzar la línea entre los materiales baratos y la mala calidad, la versatilidad con la inutilidad…

Pienso que sólo desde el conocimiento se puede fomentar este interés por el lugar donde vivimos. Deberíamos educar a la sociedad incentivando el orgullo de pertenencia al lugar donde se vive para que algún día, cuando lo actual se vuelva obsoleto, tengan un nivel de consciencia y responsabilidad hacia nuestro patrimonio.

Fuente de la imagen: www.mammaproof.org