Existen tantas definiciones de ciudad, como ramas que la estudian. 

Existen a su vez, tantos tipos de ciudades, como culturas y civilizaciones. Cada una con una expresividad particular. Las ciudades más domésticas o las ciudades públicas, o incluso estas ciudades que se encuentran a medio camino, como las ciudades islámicas, donde lo público y lo privado convive de una forma muy diferente a la ciudad occidental. 

Para muchos, una ciudad puede ser una aglomeración de casas, sin embargo, eso no es, ni más ni menos que una aglomeración de casas. Una ciudad debe poseer una cualidad diferente, lo que en el texto se denomina alma de ciudad. Algo que se ha desaparecido en ciertos periodos de la historia, como en las ciudades que provienen de la industrialización. ¿Es posible adquirir este alma de ciudad? Creo que sí. En cierto modo, es lo que el urbanismo trata de proveer. Pero de la misma forma que esto se puede adquirir, en muchos lugares se está perdiendo, y por ello ahora es tarea de muchos devolver a la ciudad su alma, proveerla de espacios de conjunto, donde la interacción ciudadana que se iba perdiendo progresivamente por una modernización desviada, vuelva a estar restituida.