Se tiende con facilidad al pensamiento de que lo antiguo tiene una belleza intrínseca que no posee lo moderno o lo nuevo, esto también se da con facilidad en la arquitectura y el urbanismo.

Observamos sitios que con el paso del tiempo adquieren una pátina que les confiere un aspecto de “lugar mágico”, dado su emplazamiento o forma de disponerse en el entorno, frente a otros planificados recientemente que dan apariencia de ser fríos y anodinos careciendo así de interés urbanístico alguno.

La forma de emplazar debiera de ser una forma de dar cualidades a un lugar, no solo por colocar ese algo en su entorno, sino por complementarlo y hacer reciproca la productividad tanto con el sitio como este con los habitantes que lo ocupan.

Es importante también el aspecto psicológico de las personas que van a habitar el lugar, no solo el meramente funcional o económico, nivel social, etc.

Al fin y al cabo, para planificar en un entorno determinado necesitamos tener en cuenta las necesidades del lugar y del ciudadano en todo momento. Sin duda el nivel de empatía que se alcance con el lugar, determinará la sensibilidad y el acierto de cualquier intervención que propongamos.

Fuente de la imágen: https://www.planning.org/planificacion/1/4.htm