Hoy en día es complicado plantearse el futuro del urbanismo y la manera en que se puede dirigir teniendo en cuenta las ciudades actuales. Y es que hay muchos arquitectos que piensan que el urbanismo ha desaparecido y que todo está en manos del mercado, una actitud algo cobarde ya que, como dice Solá Morales hay que saber buscar en las ciudades su interés oculto y sacarlo a la luz y es que lo realmente importante de una ciudad no es su belleza si no el interés que despierta. Aquella que te haga salir a pasear y sentir que vives en un lugar compartido rodeado de más gente. 

El problema actualmente es que todo está tan sujeto al mercado que los urbanistas pierden la fe en mejorar y los arquitectos también pasan a centrarse más en sus objetos ya que en las ciudades cada vez ven menos posibilidades de acción.

Sin embargo  centrándose en puntos concretos es donde se empieza el urbanismo. Cambiar esquinas, modificar puntos de encuentro... Urbanismo es jugar con los elementos que hay y devolverles esa humanidad perdida porque la ciudad es eso, es un lugar humano.

Por esto mismo, Solá Morales aprovecha el puerto como foco de encuentro y como uno de los puntos centralizadores de la ciudad de Barcelona: Barcelona tiene mar y por ello está abierta a él y por qué no también sus habitantes? Si al fin y al cabo una ciudad humana es aquella donde personas y urbe son uno.