Solá es un arquitecto que se puede clasificar como un hombre que lucho, donde la voluntad y el querer, fueron sus máximos aliados en su trabajo, siempre teniendo en cuenta que todo esto que se conseguía se hacía con humildad y buen hacer. Este arquitecto defendía la arquitectura la cual potencie las características que procedan del lugar y por eso que  esto sirva para mejorarlo.

Por lo tanto Solá defendía aquella arquitectura en la que hay que definir cada detalle, donde todo se hacía por una causa concreta, pensando antes del propio proyecto y donde todo estará diseñado desde un principio, cada detalle, cada junta, cada material…

Por otro lado el arquitecto quiere hacer una crítica acerca del desuso que se está produciendo en el espacio público, donde este se está convirtiendo en un experimento para los arquitectos. Solá defiende aquella arquitectura que entiende, el espacio público como un lazo de unión entre la vida cotidiana, por lo que hay que romper esa barrera existente entre lo privado y lo público. Como conclusión, en las calles también existe vida, por lo que es un lugar más donde habitar.

Por lo que debemos de dejar de ver las calles como un lugar geométrico, bello y donde el único valor que existe es el económico y verlo como un lugar donde las diferentes personas se reúnen, entran en contacto con la sociedad real y se relacionan con la gente de la calle…