El arquitecto tiene como función primordial y esencial pensar los espacios y adecuarlos al paso humano, al paso de la vida. Son las personas y los habitantes de las ciudades los que le dan vida a estas, pero para que exista movimiento, historia, cultura, vegetación, luminosidad...hace falta un previo pensamiento acerca de la planeación y organización de todos estos elementos; un pensamiento que va a tener como base la intercomunicación entre personas, el intercambio cultural, la comunicación de transportes, la adecuada situación de comercios...es decir va a tener como base las necesidades de la vida humana.

El arquitecto por tanto es un trabajador social cuya función primordial es la comodidad del ser humano en un lugar dado y ofrecido por la naturaleza, donde de una manera u otra nunca puede dejar de tener presencia en las ciudades: la luz, el agua, los árboles, la tierra... se distribuyen de distintas maneras según las ciuadades y son ellos los que realmente condicionan la morfología de la ciudad que será planteada por el arquitecto (por el escultor) ,que tiene los materiales y pone en funcionamiento su inteligencia para ordenarlos óptimamente. Londres no sería igual sin el río Támesis que pasa por mitad de la ciudad, ni Barcelona sin su línea de costa.

Un buena arquitecto será por tanto aquel capaz de aunar a las mismas personas con la ciudad, de relacionar a los habitantes con el lugar a través de los transportes, el comercio, las zonas de ocio, los espacios verdes... y todo ello mediante el trazado de calles, avenidas, paseos que permitan una íntima interconexión entre todas  las partes evitando dejar aislada algunas zonas. Así se producirá una unión entre barrios, manzanas, sectores... que aunque tendrán formas distintas debida a la continua expansión urbana serán todos una parte distinta de una ciudad que es una, una porque el arquitecto así lo ha hecho.