Se trata de un texto que reniega de la llamada arquitectura de  estrellas, y de la última década de los grandes edificios que constituyen en muchos casos los símbolos de la ciudad.

En mi opinión estoy a favor de esa arquitectura que se siente y se toca, un poco alejada de esa idea de arquitectura efímera y basada en tan solo conceptos e ideas, es una arquitectura fisca y con materia que aporta novedad a la sociedad y a los habitantes.

La idea de una arquitectura humanitaria que revela emoción y nos da una experiencia vital aunque se salga de lo correcto, una arquitectura que en definitiva hace vida y genera una ciudad.

La arquitectura puede alcanzar un alto significado puede borrar emociones negativas y recuperar espacios transformarlos y darle una utilidad, crear espacios interactivos , vivos y guardando la esencia de la historia pero con un nuevo sentido.

Mejorar en todos los casos la ciudad y utilizar esta arquitectura siempre a favor de los habitantes y dándole un nuevo sentido, un nuevo uso. Esa es verdaderamente la labor del arquitecto mejorar la ciudad y hacer de ella un lugar mejor.