El texto contrapone las ciudade espontáneas, las que surgen como respuesta a una necesidad, y las artificiales, aquellas que son creadas con el objetivo de crear un nuevo núcle de población. 

Es inevitable recurrir a la comparación entre cascos históricos y ampliaciones y extensiones periféricas de las ciudades. Es obvio que existen muchos elementos de las zonas de nueva creación que faltan en los centros históricos, pero también ocurre al contrario. Las zonas antigüas cuentan con esa solera, ese aura que hacen que estan bien cohesionadas y que no parezcan elementos aislados entre si.

Las ciudades artificiales vuelven a la sectorización de usos, creando distintas redes que se superponen entre si, complicando aún más el sentido urbano de la ciudad. 

Por ello debe de elaborarse un equilibrio que aune ambas formas de ver la ciudad y que simplifique mucho más esta enrevesada estructura.