Las planificaciones urbanas duran para varias generaciones, además ayudan a organizar adecuadamente el entorno físico donde se desarrollan si son bien propuestas.

Por ello es necesario ir de lo local a lo global al planificar el lugar, ya que no se suele tener en cuenta el emplazamiento ni las personas, sus necesidades sociales,  para las que se crea el sitio.

Los ciudadanos que van a habitar el lugar también deben de ser partícipes, ayudados por los profesionales, de la toma de decisiones; pues ellos son los usuarios finales que van a disfrutar o sufrir el lugar. Tampoco hay que olvidar funciones básicas como lugares con sombra, seguridad para peatones que todo entorno debe cumplir.

Y sobre todo no hay que anclarse en formas o procesos que hayan funcionado en un pasado; hay que mantener un continuo desarrollo del hábitat donde vivimos y adaptarse a las nuevas necesidades; sin olvidarnos eso sí, de lo aprendido en otras planificaciones urbanas.