Manuel de Solá-Morales habla en su texto sobre la relación entre el espacio público y el urbanismo, haciendo especial hincapié en la importante influencia que el espacio público ejerce sobre el ciudadano.

            El autor presenta las nuevas tendencias urbanísticas respecto a los espacios públicos, más similares a los ideales griegos, y pone como ejemplo Europa. Hoy en día las directrices en el asunto van marcadas por la Unión Europea, y se tiende a un espacio público como lugar material y a una idea de las ciudades como espacios abiertos integrados en el marco europeo. Al respecto, de Solá-Morales hace una crítica a la cantidad de obras sin sentido que se han llevado a cabo sin ataduras en zonas no edificadas y que demuestran una sumisión al lucro y a la reputación de las administraciones públicas y privadas.

            El autor también subraya la dificultad en la creación de espacios públicos, que consiste en una combinación frecuentemente conflictiva de expresión, comunicación, dinamismo y estabilidad.