En primer lugar decir que este texto ha sido de los que más me ha gustado por las explicativas y ejemplos de urbanismo de diversas ciudades como Barcelona o París. Me ha cambiado el punto de vista del eje, ya que este puede entenderse de diversas formas y utilidades, no debe de ser necesariamente recto ni conducir del panto A al B, sino ser un recorrido donde el disfrute no tiene que estar el rincipio ni al final, si no en todo su trazado.

El eje desde el principio del urbanismo en épocas clásicas hasta nuestros dias ha sido diferente, dependiendo de la época hasta de su situación geográfica. Cabe destacar los dos grandes ejemplos de los que nos servimos, el entramado de ejes en estrella de Haussmann, donde se focalzaban los principales puntos de la ciudad o los ejes perpendiculares a modo de cardo y decumanus romano donde la importancia no está en el principio y final del eje sino en su recorrido.

Los ejes unen y conectan, pero no solo la ciudad entre si, si no también de la ciudad con su entorno, diluyendola en el territorio. Lo que más me impató fue quitarme la idea de eje-recto, este no tiene porque ser recto si no que su belleza puede estar en su entramado y giros como el eje de John Nash en Londres o como los ejes de nuestro barrio del Albaycin donde su esencia es que no sean rectos ni de trama sencilla.