Manuel de Solá-Morales: El imposible proyecto del espacio público.

Existe una abmigüedad evidente en el término "espacio público", no hay más que dedicarle cierta reflexión. Literalmente se refiere a un lugar, un espacio, una dimensión física que no pertenece a nadie y pertenece a todos al mismo tiempo. Esto puede corresponder vagamente con la realidad, teniendo en cuenta que políticamente hablando, sobre el papel, no pertenece a un individuo sino al colectivo de los mismos. Es urbano.

Sin embargo en estos mal entendidos espacios públicos se da la ocasión, y es más, se hace uso de ella, de realizarse un autor. Se materializa un proyecto que lejos de haber nacido del pueblo que va a habitarlo parte del proceso creativo de un individuo o un grupo reducido de estos. Es interpretado como un lienzo donde, sin las habituales restricciones de un proyecto arquitectónico, el artista puede derrochar con su brocha y lucirse, a gran escala además. El autor lo ha definido en el texto como un "Show Room".

De una forma parecida, parece ser que un hueco en el tejido urbano, destinado a una obra pública, debe responder a modernizar la ciudad. A perseguir una estética que le diga a locales y foráneos que ese es un lugar moderno, puntero, deseable. Se rehúye de la ética en pos de la estética, eterno debate para poetas y filósofos, se pretende reflejar progreso y se obvia una necesidad latente que pudiera exigir la ciudad en ese lugar.

Y es esta necesidad un punto fundamental en construir espacio público. El espacio público debe utilizarse como canal para el diálogo entre la necesidad, que es una idea, y la materialización de una solución. Debe funcionar como respuesta, al tiempo que debe también guiar hacia la colectividad. Hacia lo común.