Tres places Oliana

Creada el 17 de Diciembre de 2013 a las 09:52 por jafs

Proyecto: Urban Games 2013
Tema: Recursos
Coordinadores: abarca dacama

Valoración general

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Descripción

Una delicada actuación sobre los pavimentos del casco antiguo replantea la disposición de los empedrados existentes para suavizar pendientes, eliminar barreras y mejorar la relación del pueblo con el río Segre.

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ESTADO ANTERIOR

Oliana se halla en la orilla izquierda del río Segre, en un amplio valle a medio camino entre el pantano homónimo y el de Rialb. Antes de la construcción de los embalses, las frecuentes crecidas del río llenaban de guijarros el valle, que es la antesala de los primeros contrafuertes del Pirineo. En los últimos tiempos, el pueblo se ha ido estirajando siguiendo el trazado de la carretera C-14, que conduce a Andorra, aunque su núcleo más antiguo se mantenido apiñado encima de un cerro. 

Este accidente geográfico genera una caída de más de treinta metros entre el punto más alto del casco histórico, en la calle del Hospital, y el más bajo, cerca de la carretera. Muchas de sus calles tienen pendientes pronunciadas y se apresuran a desaguar la lluvia hacia el Segre mientras encuadran bellas vistas con las sierras de Aubenç y de Turp como telón de fondo. 

Sin embargo, más allá del efecto paisajístico, la inclinación no siempre ha sido bien aceptada por la gente del pueblo. En una comprensible búsqueda del confort horizontal, numerosas operaciones de desmonte y terraplenado fueron llenando el barrio de rellanos, escaleras y muros de contención. Aparte de saturarlo de barreras arquitectónicas, el carácter fragmentario e incoherente de estas actuaciones acabó por estropear la fluidez circulatoria y perceptiva del espacio público. 

OBJETO DE LA INTERVENCIÓN

En 2007, con el apoyo del Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Catalunya, el Ayuntamiento de Oliana promovió una renovación integral de la red de espacios públicos del casco antiguo. Había que suavizar desniveles y eliminar barreras arquitectónicas con el fin de mejorar la accesibilidad y lograr una mejor relación de continuidad entre los diferentes espacios abiertos del barrio.

La intervención se propuso reaccionar al mismo tiempo a estímulos lejanos e inmediatos, unos relacionados con la escala territorial de las montañas, el valle y el río y los demás implicados en las situaciones concretas que planteaba la geometría de cada rincón. Al fin y al cabo, se trataba de dotar al casco antiguo de Oliana de una apariencia fluida y unitaria y de mejorar su relación con el contexto significativo y geográfico que siempre lo ha rodeado. 

DESCRIPCIÓN

Durante las primeras fases del proyecto, una serie de diagramas que reflejaban circulaciones, usos del espacio abierto, recorridos del agua o la topografía del casco antiguo y su entorno geográfico revelaron aspectos no necesariamente físicos pero ciertamente característicos de la red de espacios públicos de Oliana. La obra realizada es la plasmación material de esos diagramas a lo largo y ancho del barrio, aunque tuvo especial incidencia en tres plazas que destacan por su mayor tamaño. 

Una de ellas es la plaza de la Mare de Déu dels Àngels, espacio rectangular de casi trescientos cincuenta metros cuadrados. Ahí, una escalera exenta salvaba el desnivel entre la calle Ignasi Esteve y la carretera, dejando a ambos lados dos esconces deprimidos. Ahora la sustituye una masa continua, ondulada, casi geológica, que se desparrama suavemente llenando todo el espacio de la plaza. Es terrosa, en ella brotan hierbas y parecería desnuda de urbanización si no fuera porque se han empotrado algunas barandillas metálicas y piezas prismáticas de granito que hacen de peldaños. En las zonas más llanas se han extendido losas y adoquines recuperados del firme anterior. También se ha dispuesto algún banco de madera que incrementa la ergonomía del lugar.

Soluciones similares se han adoptado en la plaza del Cementiri, de más de seiscientos metros cuadrados y con un perímetro mucho más irregular. Ahí se ha ganado el espacio de un antiguo bancal yermo y ahora el terreno cae de forma más armónica, formando una generosa gradería que se asoma hacia el paisaje. Está igualmente dotada de peldaños de granito, barandillas metálicas y bancos de madera. 

Por su lado, la plaza de Mossèn Albert Vives, de casi seiscientos cincuenta metros cuadrados, es la que conserva un carácter más urbanizado. Ahí, un muro de contención formaba un plano horizontal sobre el que se acumulaban los coches mal aparcados. Aunque todavía circulan vehículos, se ha suavizado y unificado la superficie del suelo. Una calle baja esquivando una mancha verde que, en resonancia con las plazas anteriores, tiene un banco de madera y peldaños de granito. Guijarros recuperados del Segre y empotrados en el firme de hormigón señalan la cuenca de escorrentía de la calle. 

 

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