El autor del libro arroja una visión muy pesimista sobre el Urbanismo hasta nuestros días, y termina con el planteamiento de olvidarnos de que existe alguna crisis y redefinir lo que ya existe, aceptándolo.
Las ciudades son víctimas de un boom de crecimiento y de especulación económica que ha deformado el trazado urbano, ampliando grandes viales sin alma, solo hechos para el desplazamiento sin contemplaciones. Los problemas o ampliaciones urbanísticas deben de ser resueltos de forma muy pensada, ya que todas las intervenciones que se formulen y se ejecuten tienen unas grandes consecuencias que deben de ser tomadas muy en cuenta.
Considero que el Urbanismo debe ser tan orgánico como las criaturas que lo habitan, es decir, un Urbanismo en constante movimiento y transformación que suplirá las carencias y cumplirá las demandas que van variando con el paso de los años y con el desarrollo tecnológico y Transformación Social.