La crisis del covid-19, con su cuarentena y su posterior readaptación social, ha hecho que nos planteemos nuestra forma como sociedad. Eso incluye a la arquitectura y a el urbanismo.

Por ello la ciudad tiene que evolucionar para convertirse en un entorno más seguro y estar preparados para otra posible pandemia.

Uno de los mayores problemas que se pueden apreciar, es la falta de mejores espacios abiertos, tales como parques, terrazas... En ellos es donde se realiza gran parte de la vida social, pero no están preparados para el distanciamiento social. Esto viene ligado a nuestra cultura, ya que generalmente todos somos muy cercanos los unos a los otros.

Una causa de la trasmisión del virus se debe al transporte público. La personas tienen que moverse en bus o en metro para poder ir a sus lugares de trabajo o estudio.

Una posible solución sería adaptar todas las zonas de la ciudad para que cada barrio disponga de todas las instalaciones necesarias para la vida social sin tener que salir de él.

Una alternativa a esto, sería una mejor configuración de los carriles bici para que la gente pueda ir a cualquier parte sin riesgo de contagios o de accidentes.

En conclusión, las ciudades del futuro necesitaran mejores espacios abiertos y vías públicas amplias, para que así las personas puedan evitar encerrarse en un autobús sin distancia de seguridad

y puedan caminar tranquilas sin preocuparse de posibles contagios.