Las viviendas y espacios públicos han tenido que reinventarse y adaptarse a la nueva realidad post covid-19. Infraestructuras creadas para ser espacios de cultura y ocio tuvieron que adaptarse en tiempo récord para desempeñar una función a priori no pensada para ello. Esto nos invita a reflexionar sobre la importancia de diseñar espacios versátiles que nos puedan ofrecer el servicio que la sociedad pueda demandar.

Esto mismo ocurre con las calles; enormes espacios públicos donde la mayoría pasamos gran parte de nuestro tiempo. Esto además se acentúa en una sociedad de mentalidad mediterránea como la nuestra, donde la vida se desarrolla principalmente en el exterior. Son además estos espacios de tránsito, donde encontramos los principales focos de contagio, por lo que urge tomar decisiones en cuanto a la organización y gestión del flujo de transeúntes en estas.

Es por ello que grandes ciudades como Madrid, y otras como Granada han creido importante definir en los espacios de mayor tránsito, medidas que eviten aglomeraciones, favoreciendo así la distancia de seguridad requerida. Esto es sin duda, sólo el primer paso hacia el diseño de ciudades futuras. Tras el Covid-19 hemos podido comprobar lo vulnerables que somos, y dado que algo que creíamos improbable ha sucedido, debemos pensar que en un futuro, una situación parecida puede volver a repetirse. Por ello, es de gran importancia que profesionales arquitectos y urbanistas dediquen esfuerzo al estudio de cómo desde nuestra profesión podemos contribuir a que una situación como la que aún vivimos pueda volver a repetirse.