Como dice Solá-Morales en una frase, '' la ciudad es una maquina cada vez mas rica y diversa''; nos encontramos con ciudades que afrontan diariamente con el turismos, las nuevas comunicaciones, con el aumento de población y con el ritmo frenético que esto conlleva. 

Esto puede llevar a varios problemas como la masificación de la arquitectura inmaterial, inerte que sirve solo para solucionar esta cuestión lo mas rápido posible. Sin embargo esto no debería ser así, ya que la arquitectura es un arte al fin y a cabo que tiene que evocarnos una emoción, una sensación grata o desagradable. La arquitectura es una experiencia que vivimos en cada ciudad, en cada paso o en cada esquina. Por eso deberíamos preguntarnos si esta solución nos ayuda o mas bien nos perjudica pues lo único que conseguimos es que cada vez las ciudades sean mas homogéneas unas de otras.

Pero no podemos olvidar de nuestro objetivo porque nosotros somos los que envolvemos la piel de la ciudad, los que le damos forma o moldeamos, los que ponen materialidad a las emociones. Y no por ello tenemos que alabar cada una de las construcciones de los grandes maestros porque adornan la ciudad. Todo esto se engloba en una frase divertida de este increíble arquitecto y urbanista, '' cada año deberíamos derribar el peor edificio de Madrid o Barcelona''.