Causa perdida, ideas acabadas, vergüenza colectiva, nunca recuperar el control, derrota…

Un profundo pesimismo es lo que transmiten las palabras de Koolhaas en la mayor parte del ensayo, un ya asumido sometimiento a una cruda realidad urbanística que parece no tener solución. Pero no todo es negatividad y postración.

Desde la humildad, Rem plantea un “nuevo urbanismo”, una iniciativa sustentada por unos principios de modificación, liberación, aceptación… y no por la abolición y la limitación. Un urbanismo que por extraño que parezca, deberá luchar contra la arquitectura, contra aquella arquitectura egocéntrica y manipuladora que de forma descabellada ha manchado el nombre de aquello que llamábamos “ciudad”.