La escala humana

¿En qué momento nos hemos vuelto personas frías? Está de moda el egocentrismo y la materialidad, tanto es así que siempre queremos el mejor coche y la mejor casa, cuando la verdadera realización personal se encuentra fuera de nuestra cartera.

Nuestros mejores recuerdos siempre están relacionados con más personas, incluso con desconocidos que terminan convirtiéndose en nuestros mejores amigos. Ahora parece que nos cuesta salir a la calle a socializar, simplemente salimos porque tenemos un destino fijado con una finalidad concreta. Además de que el tráfico impide la conexión de una parte de la calle con la otra, tus vecinos son aquellos que viven en tu edificio o en las casas de los lados, será más fácil hablar con el vecino de enfrente cuantos menos carriles os separen.

¿Y si existiese una ciudad donde todas las calles fuesen peatonales? Grandes parques, plazas donde los niños puedan jugar y nuestros mayores den de comer a las palomas, una vuelta del trabajo a modo de paseo donde puedes encontrarte con tus viejos amigos de la escuela. ¿No sería maravilloso? No existe ningún plan maestro que describa cómo debería ser la ciudad perfecta, pero sí que lo mejor no es limitar el itinerario a seguir, sino invitarte a descubrir nuevos caminos, que cada día puedas ir por uno distinto o simplemente reconocer si el más largo merece la pena porque es el más transitado y el más alegre.