Se ha sobrepuesto la cantidad a la calidad. El Movimiento Moderno ha sido un fracaso, no ha conseguido restablecer el nuevo punto de partida. Se ha intentado hacerse con la ciudad, pero la ciudad ha seguido su camino, llegando al punto de hacer irreconocible, sin identidad a las ciudades.

Hemos llevado a cabo dos operaciones opuestas, llevándonos al desastre y perdiendo todo tipo de credibilidad, orientación. Por una parte, una ciudad preservada y por otra parte, una ciudad modernizada, siendo culpables nosotros de esta distorsión que genera esta situación actual de ciudades sin rumbo y sin entidad.

“Vivimos en un mundo sin urbanismo, solo con arquitectura” es decir, que nada está relacionado, vivimos aislados, sin conexión de ningún tipo.

El nuevo urbanismo se centrará en interminables intensificaciones y diversificaciones, cortocircuitos y redistribuciones, será un urbanismo de incremento y modificación, aceptando lo que existe y trabajando sobre ello.

Tenemos que dejar de ser los creadores de la ciudad y que sea ella misma la que se cree.