Es interesante marcar la idea de que las ciudades son materiales, la forman tanto pequeños elementos urbanos como grandes volúmenes construidos. La gran variedad de posibilidades de las ciudades actuales las hacen más ricas que nunca, tanto en el buen como en el mal sentido que ello implica, y es responsabilidad de aquellos que diseñan la ciudad y los elementos que la confoman hacer de estos conflictos una composición armoniosa y estructurada.

Tanto con lo que ya existe como en lo nuevo, la ciudad ha de hablar de si misma y de las gentes que la habitan, sin olvidar que está ahí a la hora de proyectar un nuevo edificio, calle, avenida o farola...

Las ciuades han de ser leidas con facilidad, comprendidas y entendidas en esencia de un solo vistazo, como se dice en el texto, han de emocionar. La buena resolución de las cosas no es siempre la solución más emotiva de todas las posibles, al igual que, por ejemplo, a la hora de componer no se busca, generalmente, la buena resolución de una pieza basandose en acordes y secuencias barrocas, si no en la expresividad y el buscar como estremecer los sentidos. La arquitectura y el urbanismo han de buscar lo mismo.