"A CITY FOR PEOPLE NOT CARS"

Y es que, a pesar de que somos las personas quienes construimos ciudades, hemos olvidado para quien van dirigidas realmente. Hemos tendido a construcciones cada vez más despersonalizadas. Tendemos a la globalización, a lo que hace aquel país puntero. Y no siempre lo más nuevo es lo mejor. Se han perdido espacios únicos, particulares y propios como pueden ser pequeñas callejuelas o casitas para tender a una construcción masiva, tanto en superficie como en altura. Se pierde la esencia de los lugares dotándolos de nuevas características hostiles que no le pertenecen a nadie.

Se ha tendido a la construcción de grandes urbes donde se han buscado los rápidos desplazamientos. Así podemos encontrar en Moscú como una de sus calles principales consta de 9 carriles destinados al tráfico, ¿y cuántos metros de acera...? Se ha perdido el callejear y encontrar ese lugar único, pero no porque nosotros hayamos querido, sino porque las nuevas trazas de las ciudades nos lo imponen. 

Pero ya no es sólo esto, sino la contaminación que este urbanismo provoca. La densidad de trafico unido a las altas edificaciones no permite respirar a la ciudad; se congestiona a sí misma. Por esto es momento de comenzar a peatonalizar las calles, de modificar el medio de transporte y mejorar nuestras ciudades. Porque a mayor cantidad de espacios públicos, más vida pública habrá. Es hora de escapar de las malas costumbres del pasado y avanzar hacia el futuro. 

O quién sabe, quizás sea hora de retroceder aún más en el tiempo, a quella época donde no había máquinas ni grandes construcciones y las personas vivían en casas donde todos se relacionaban con todos en las calles.