La configuración de las manzanas dentro de la ciudad genera espacios, trazos en ocasiones, que son capaces de definir la imagen de un lugar. Se entienden como trazos, los espacios más característicos capaces de definir un espacio urbano. Dentro de esta idea de generación de ciudad se pueden encontrar diferentes tipologías, como puede ser el racionalismo de grandes ejes en el plan Cerda, en el que se marcan dos direcciones claras, configurando una retícula; por otro lado encontramos los grandes planes urbanísticos del barroco, en los que también son evidentes unos trazos con gran identidad, grandes ejes que confluyen en puntos relevantes.

Ambas intervenciones hablan de un orden y de unas necesidades para agilizar las comunicaciones dentro de la ciudad que los espacios intrincados no permitían. Esto se convierte en una importante mejora en la vida en la ciudad, facilitando la relación entre las distintas partes de la misma. Aun así debe de seguir existiendo la capacidad de inventar y de crear nuevas tramas que obedezcan a nuevas necesidades.