Existen calles que no nos llevan necesariamente a ningún lugar. Existen calles que en sí son un lugar en el que estar, Granada posee gran número de éstas, y la Carrera del Darro es una de ellas.

Paseamos por esta senda, y a un lado tenemos La Alhambra y su bosque, y desde el otro numerosas calles del Albaicín caen hacia el río Darro. Podríamos subir por cualquiera de éstas y perdernos por el barrio albaicinero, o también seguir descubriendo el camino. Pienso en este lugar y veo paz, arte callejero, esencia y olores de Granada.. Cabe preguntarse cuánto ganaría este lugar si no existiera el tráfico rodado en él.