Desde el inicio del habitar, se han originado consciente o inconscientemente una serie de ejes inicialmente con la función de comunicación y conexión. A lo largo del tiempo esos ejes han ido aumentando su traza, adaptándose al terreno o en algunos casos a construcciones existentes como podemos ver en numerosos planes urbanísticos; los ejes van creciendo con la ciudad.

Los ejes son los que nos hacen descubrir la ciudad y entenderla y es el medio donde se desarrolla la vida pública exterior, pero actualmente puede que esa idea esté en decadencia, ya que se diseñan muchos ejes con el único objetivo del transporte, pasando a ser únicamente un espacio de conexión.

No debemos entender la calle como un espacio únicamente de movimiento, sino un lugar de intercambios y relaciones. 

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