Estudiando varias actuaciones ejemplares durante el curso (estrategias de creación de clusters en los Países Bajos, aprovechamiento de la presencia de grandes estaciones en diversas ciudades estadounidenses...) concluímos que una de las zonas mejor conectadas, albergando un gran potencial y susceptible de ser transformada es el barrio de la estación.

No solo es el principal nodo de transporte ferroviario de la ciudad (y del país), sino que cuenta también con una estación de autobuses y varias paradas de tranvía.

Escogemos tres manzanas, actualmente con edificios mono-funcionales (oficinas, comercio y hotel, por separado) para apostar por una mayor densidad y usos mixtos, establecidos por alturas (bajos: comercio y cultura; intermedios: oficinas y hoteles; superioes: viviendas), relacionados con la privacidad, el ruido y la comodidad.

Con el beneficio obtenido por lo mayor densidad y el mejor aprovechamiento de usos se soterra la estación de autobuses y su espacio de maniobra, actualmente superficial, provocaba que el lugar fuera ruidoso, peligroso y hostil. En su lugar se crea una plaza que conecte todavía mejor el nuevo barrio con la estación, una plaza capaz de albergar actividades lúdicas colectivas.

En defintiva: complejizando el barrio sacándole todo el partido que podíamos.