Durante la fase de desescalada los habitantes de cada municipio tuvieron que exprimir al máximo los recursos del mismo. Se observaron en la mayoría de grandes ciudades aglomeraciones en los espacios urbanos, debido a la carencia de vías por las que pasear, practicar ejercicio o circular, también debido a la poca importancia de los espacios verdes urbanos y parques.

 En las zonas metropolitanas que colindan con los cultivos de la vega o con otras zonas no urbanizadas con vegetación, las conexiones entre lo urbano y lo rural adquirieron un importante protagonismo. Estos caminos reforzaron a las vías urbanas en las que la gente paseaba por el municipio, teniendo la opción de poder pasear por el interior del municipio o por sus alrededores

Pasear o hacer ejercicio al aire libre era algo que se podía llevar a cabo siguiendo las medidas de seguridad en estos caminos de acequias y accesos a huertos. Lugares que hacía el 2005 estaban llenos de niños jugando, mayores paseando y agricultores laborando sus tierras, pero que actualmente en 2020, tras "superar" la epidemia, únicamente las transitan agricultores y muy pocas personas paseando.

Esta pandemia ha levantado consciencia en algunas personas acerca de este tema, siendo conscientes del significado y el valor de estos lugares, los cuales podrían tener un protagonismo permanente en estas áreas que colindan con lo rural.  La nueva manera de habitar estas conexiones entre lo urbano y lo rural incorporaría en estos municipios una actividad única y muy propia, ya que en este lugar pueden participar todas las edades a cualquier horario y bajo unas medidas de seguridad que se pueden llevar a cabo fácilmente.