En la asignatura Proyectos, este curso consiste en desarrollar el programa de una cooperativa agrícola y unas 15 viviendas para 15  familias asociadas a esa cooperativa. La zona propuesta para el proyecto fue la Lancha de Cenes, a la orilla del río Genil, en Granada.

Para abordar el proyecto estudiamos a fonde la zona y los elementos que configuraban su identidad. Cada uno debíamos elegir un tema abstraído del lugar que nos permitiese generar un proyecto como resultado de una forma del paisaje.

En mi caso, cuando fuimos allí lo que más me llamó la atención fue la división de las parcelas. Empecé a estudiar esos límites y a catalogarlos (muretes de piedra, muretes de bloques de hormigón prefabricados, vallas metálicas, lonas, filtros vegetales).

Este estudio me llevó a darme cuenta de que en los extremos, donde las parcelas son menores, los límites eran menos permeables, más cerrados. Por otra parte, en las parcelas mayores entre las dos acequias transversales que cruzan de norte a sur los campos agrícolas, apenas existía un límite físico, acaso un muro bajo de piedra de no más de 40 cm.

Había pues dos zonas diferenciadas. Me pareció que era en las zonas más desestructuradas y con mayor tensión entre propietarios donde hacía falta un proyecto que a la vez sirviera para reconfigurar las relaciones del lugar. Así me situé al borde de la Acequia Gorda, paralela al río y límite al norte de los campos agrícolas, donde hay una mayor concentración de casas preexistentes de mala calidad. El proyecto se convierte al final en la materialización de esos límites que empecé estudiando. Esa materialización de los límites son las dos piezas que aparecen al final, la de vivienda, más al oeste, y la de cooperativa y mercado, más al este.